Ramadán, una oportunidad para llamar la atención sobre el verdadero potencial del hombre

IQNA - El ser humano se caracteriza por múltiples dimensiones y aspectos y está presente en todas las emanaciones de la existencia.

El ser humano se caracteriza por múltiples dimensiones y aspectos y está presente en todas las emanaciones de la existencia.

 

Uno de los hikma (filosofía - propósito básico) del mes sagrado de Ramadán es desviar la atención del hombre de los caminos equivocados y dirigirla hacia el camino que lo lleva a Dios.

 

 El hombre está dotado de aspectos vegetales, animales, humanos e incluso divinos. Dadas estas capacidades y los diferentes aspectos del hombre, es necesario preparar el terreno para que florezcan estos potenciales. A veces, debido a la atracción de los aspectos materiales, otras dimensiones pueden ser descuidadas y en consecuencia el verdadero potencial humano no se pone en el camino del florecimiento. Aquí es donde los asuntos mundanos desvían la atención del lugar donde tiene sus raíces nuestra existencia.

 

El Ramadán es la ocasión que ayuda al hombre a recordar sus aspectos fundamentales y le impide prestar excesiva atención a los aspectos que le llevan a la perdición. Mientras una persona recorra el camino de la lujuria y la ira o el camino de la comprensión ilusoria, no podrá alcanzar la etapa de sabiduría y crecimiento.

 

La misión del mes de Ramadán es alejar al hombre de los caminos desviados y colocarlo en el camino que lo conduce a Dios. Ramadán llama su atención hacia el propósito final para el cual fue creado.

 

Sólo cuando la persona abandona los caminos equivocados y toma el camino correcto hacia Dios Todopoderoso, podemos decir que está en el camino de desarrollar su verdadero potencial.

 

El Sagrado Corán dice que una de las bendiciones del ayuno en el mes sagrado de Ramadán es el logro del crecimiento y la Taqwa (temor de Dios, ser piadoso):

 

“Oh creyentes, se os ha impuesto el ayuno, como a quienes os precedieron, para que temeréis a Dios” (versículo 183 de la Sura Al-Baqarah).